Construido entre 1940 y 1958, el Valle de los Caídos es un monumento que impresiona por sus dimensiones y por su historia.
Forma parte de la historia reciente de España y hoy en día sigue generando polémica. Hay diferencias que aún dividen a algunos españoles, en sus creencias religiosas, políticas y morales. El monumento pertenece a Patrimonio Nacional, ya que fue pagado con dinero del estado y no con dinero de la iglesia. Pero es un edificio eminentemente religioso y cuenta con una abadía benedictina.
El contexto histórico de su construcción
La Guerra Civil comenzó el 18 de Julio de 1936, tras el levantamiento militar contra el gobierno democrático de la República. Al finalizar la guerra, en 1939, habían muerto entre 300.000 y 500.000 personas (las cifras exactas son aún desconocidas y cuestionadas).
El objetivo de los sublevados (autodenominado Bando Nacional) era el de restablecer la monarquía y luchar contra el comunismo y contra el anticlericalismo de la izquierda republicana. Tras su victoria se eligió al General Franco como Jefe del Estado, Jefe del Ejército y Jefe de Gobierno.
En 1939 comenzó el periodo de postguerra, con una fuerte crisis económica y las cárceles llenas de presos políticos y una nación dividida. Un año después, en 1940, Franco hizo público el Proyecto de construcción de un monumento para los “Caídos por Dios y por España”. Ese año comenzaron las obras del Valle de los Caídos en los aledaños de El Escorial.
El simbolismo de la localización y la arquitectura
La elección de la localización es altamente simbólica. La Sierra de Guadarrama ha sido históricamente hogar de los Reyes de España, con los Palacios Reales de Riofrío, Valsaín, La Granja y El Escorial. Además, la colina donde se asienta el monumento “Risco de la Nava” está a 1400m, lo que la hace visible desde kilómetros de distancia. Por si esto fuera poco la cruz se levanta a 150m, una construcción realmente impresionante y una eficaz herramienta propagandística.
Cuando Franco hablaba de la Guerra Civil utilizaba el término de “Cruzada”, los Nacionales consideraban a sus enemigos vencidos la “anti-España”, consideraban su labor como una cruzada en defensa de la Fe Católica. Con este contexto Franco eligió la simbología del monumento, una gran cruz coronando la montaña en la cual una cripta albergaría a los caídos.
La basílica
Una gran explanada da acceso a la Cripta, hoy basílica. Desde esta explanada se ve la fachada principal, porticada en piedra granítica, en un estilo que imita al renacimiento “herreriano” de El Escorial, con sus connotaciones simbólicas del gran imperio de Felipe II.
También desde la explanada nos impresiona la cruz, que con 150 metros de altura es la cruz más grande de la cristiandad. Tiene en su base gigantescas esculturas de los cuatro evangelistas (San Juan, San Lucas, San Mateo y San Marcos) y las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza).
Una vez dentro, desde el pórtico, tenemos una vista inigualable de la nave, una cueva larga, oscura y húmeda, en la que el techo trata de imitar la roca de la montaña. A ambos lados de esta cueva tenemos las capillas, dedicadas a diferentes advocaciones de la Virgen, con grandes bajorrelieves. En cada capilla hay tríptico neogótico que representa la vida de María y de Jesús. También hay un total de 12 esculturas de alabastro de los doce Apóstoles (dos en cada capilla).
Los ocho tapices de la nave representan el Apocalipsis, y se pueden leer a partir de la derecha. Estos son una copia de los encargados en el siglo XVI por Felipe II en Bruselas. Los originales están actualmente en la Granja de San Ildefonso, ya que aquí la humedad los estaba dañando.
A medida que nos acercamos veremos ocho imponentes esculturas, cubiertas con un velo. En ellas se describen el ejército (sujetando una espada), la marina (con un ancla), las fuerzas aéreas (con una hélice) y sus milicias (con la simbología de la Falange, el yugo y la flecha).
En el crucero se levanta el altar mayor, con una gran cruz de madera sin tratar, está realizada con un árbol elegido personalmente por Franco en las montañas del entorno. Hay también esculturas de los cuatro arcángeles: Gabriel, Miguel, Rafael y Azrael, este último está cubierto con un velo y con las manos en el aire,puesto que era el encargado de llevar las almas a la presencia de Dios. Al pie del altar se encuentran las tumbas de Franco y la de José Antonio Primo de Rivera (fundador de Falange). La cúpula del altar es un mosaico dorado que representa a Cristo y a los caídos, así como a Santos y Mártires.
A ambos lados del altar mayor se encuentran la Capilla de Santísimo y la Capilla del Sepulcro, desde donde se accede a las galerías donde están enterrados los caídos de la Guerra Civil.
Los caídos durante la Guerra civil
En el Valle de los Caídos yacen 33.847 personas que perdieron la vida durante la Guerra Civil. Los cuerpos se trasladaron a partir de 1958, desde sus originales sepulturas, desde todo el territorio español, tanto Nacionales como Republicanos, con o sin el permiso de sus familias. Algunos de estos cuerpos aún son anónimos.
También están enterrados aquí Francisco Franco y Jose Antonio Primo de Rivera, aunque ninguno de ellos murió durante la contienda.
Por estas circunstancias, hoy en día algunos familiares de los difuntos piden que se trasladen sus cuerpos a otros lugares.
Información práctica para visitar el Valle de los Caídos:
- Horarios y precios: Web de Patrimonio Nacional
- Organizamos visitas guiadas, pudiendo combinar la visita con El Escorial.